
La prospectiva (o strategic foresight, en inglés), es una disciplina que estudia las claves de los escenarios de futuro, cuáles son los más probables y qué estrategias son más pertinentes para influir en ellos. Es un proceso de aprendizaje y gestión del conocimiento que nos ayuda a anticiparnos y a tener una mejor preparación para el cambio. La supervivencia de cualquier organización que pretenda responder ante los retos del entorno presente y futuro (caracterizado por su enorme complejidad ante la interdependencia entre los diferentes factores y elementos que lo definen, y afectado por la inmediatez), está sometida a su capacidad de anticipación y visión estratégica.
Para la industria, es fundamental el control y gestión adecuada de las cadenas logísticas, para asegurar la producción y una respuesta oportuna a la demanda. También es importante para el sector una fuerte inversión en innovación y desarrollo tecnológico, para adecuar las capacidades industriales a los procesos de cambio de los modelos productivos. La interdependencia entre los países en el suministro de materiales y recursos estratégicos ha demostrado la enorme vulnerabilidad de la industria ante cualquier situación global capaz de paralizar el alcance de estas necesidades y el desarrollo de esta logística (nos lo demostró la pandemia COVID-19, así como el conflicto con Rusia para Europa).
Esta situación ha llevado a una reflexión colectiva de la necesidad de perseguir una mayor soberanía estratégica de los países, fortalecida en la propia capacidad de producción de recursos esenciales y de resiliencia ante los cambios del entorno. Alcanzar esto significa desarrollar capacidades de anticipación -identificar cuáles son las claves futuras del sector para poder responder ante ellas con oportunidad-, visión estratégica -con un alcance competitivo internacional comprendiendo la dirección, interrelación e influencia del resto de los factores y elementos del entorno- y, por supuesto, gestión del conocimiento y capacidades comunes -abriendo vías de comunicación y colaboración público-privadas para adecuar las estrategias y aprovechar el talento-.
A nivel internacional, existen ejemplos donde la disciplina foresight está implementada a nivel administrativo, empresarial y educativo, en una relación que favorece la gestión del conocimiento, la orientación del talento a las necesidades futuras y las estrategias público-privadas en coordinación.
Reino Unido es un país pionero en el desempeño de strategic foresight para sus sectores más estratégicos y con la vigilancia de los escenarios futuros; en este caso, la prospectiva es una iniciativa liderada por el propio Gobierno británico y cuyas líneas de interés están implementadas en centros de investigación y academias (cuenta con un Observatorio de Futuros Europeo, programas de foresight para el sector sanitario, un grupo de trabajo gubernamental para el análisis prospectivo de las tecnologías emergentes y su influencia de futuro…).
Francia es otro ejemplo de aplicación y cultura prospectiva (donde el padre de la metodología es Michael Godet), donde esta disciplina emergió de la escuela francesa e implementó su utilidad y desarrollo en colaboración con la Administración y las empresas, favoreciendo una visión estratégica compartida desde sus niveles más básicos de cultura y educación hasta su aplicación en los más altos niveles de dirección y decisión. En Francia, el conocimiento y el dominio de la metodología prospectiva (método sistemático con técnicas cuantitativas y cualitativas), se ha convertido en el elemento esencial de la cultura prospectiva del país, más allá del debate teórico y reflexión colectiva. El método científico es la base de trabajo y su implementación en centros de gestión del conocimiento (think tanks y observatorios académicos) se pone al servicio de las decisiones más estratégicas organizativas (Ministerio de Defensa, tecnología y digitalización, actividades bancarias, agua y agricultura, innovación sanitaria, gestión del espacio urbano, energía nuclear… entre otras).
España queda atrás a nivel europeo de iniciativa y conocimiento para la aplicación de la disciplina prospectiva (que como decíamos anteriormente, supone un trabajo sistemático y metodológico y no únicamente de reflexión colectiva o de monitorización del entorno y sus tendencias). A pesar de que en los últimos años este concepto ha entrado en conciencia a más alto nivel (con la implementación de la Oficina de Prospectiva y Estrategia de Presidencia), su auténtico dominio práctico aún queda relegado a la experiencia de unos pocos y con un desempeño público-privado bastante fragmentado ante los retos estratégicos futuros para el país. La cultura estratégica nacional aún es limitada ante la revalorización que se ha hecho de los estudios humanísticos y de la visión internacional (base fundamental para comprender las derivas globales y la evolución y desarrollo de los principales movimientos político-sociales y económicos mundiales), que ahondan en la evolución histórica, en la comprensión del interés estratégico de los países y la conciencia cultural y social de cada nación.
La crisis pandémica mundial, la crisis financiera, las exigencias internacionales de un cambio de modelo productivo y sostenible, los cambios de consumo y la aceleración de las derivas internacionales… han obligado a tomar conciencia de la importancia de mirar hacia el futuro y adecuar las estrategias a una labor que responda, no sólo a las necesidades más inmediatas, sino también a las emergentes para ser capaces de liderar los cambios. Por ende, siguiendo los modelos de éxito de otros países como los anteriormente comentados, en España ya se exige simplificar la gestión de conocimiento nacional (abriendo vías de colaboración público-privadas) e instrumentos de prospectiva que orienten la decisión de las empresas en coordinación con los planes políticos de la Administración.
Un ejemplo de trabajo prospectivo nacional a nivel ministerial, que coordina las necesidades tecnológicas y de innovación para las diferentes empresas del sector, es el Sistema de Observación y Prospectiva Tecnológica (SOPT) del Ministerio de Defensa (2003), una red de observatorios tecnológicos especializados en las necesidades prioritarias del Ministerio para orientar las capacidades y estrategias. No obstante, hiciera falta un observatorio nacional para cada sector estratégico que aprovechase ese trabajo colaborativo de generación de conocimiento y estudio (entre la Administración, la empresa y la academia) para orientar de forma coordinada la planificación estratégica y la innovación.
HACIA UN OBSERVATORIO DE PROSPECTIVA INDUSTRIAL Y TECNOLÓGICA NACIONAL
Quedó atrás el nacimiento en 1997 del Observatorio de Prospectiva Tecnológica Industrial (OPTI), de iniciativa del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España, que desde el 2012 forma parte de la EOI: Escuela de Organización Industrial.
Adecuar este instrumento a las necesidades presentes y futuras de la industria requiere generar nuevos canales de colaboración para la gestión del conocimiento, priorizar las necesidades del sector e impulsar la agenda industrial en la opinión pública.
Aquí comparto una valoración del estado nacional para la implementación de un Observatorio Prospectivo Tecnológico-Industrial:

CLAVES DE IMPLEMENTACIÓN DE UN OBSERVATORIO DE PROSPECTIVA INDUSTRIAL Y TECNOLÓGICA NACIONAL
- UN OBSERVATORIO UNIDO A LA GENERACIÓN DE POLÍTICAS Y A LA ALTA DIRECCIÓN ADMINISTRATIVA – La prospectiva lo que ayuda es a asegurar el éxito de las políticas estratégicas y del largo plazo. Por ende, si el organismo responsable de la dirección estratégica y de la gestión de los recursos nacionales no está implicado en el proceso de orientación y definición prospectiva, cualquier esfuerzo relacionado con esta planificación es en vano.
- UN EQUIPO PARA LA COORDINACIÓN Y GESTIÓN DE LOS RECURSOS COMPARTIDOS – La prospectiva requiere de un trabajo transversal (capaz de estructurar los diferentes niveles de decisión), de conocimiento multidisciplinar (para comprender las relaciones entre los diferentes factores y elementos que influyen en el sector) y de implicación público-privada (para la adecuación de las estrategias). Es necesario, por tanto, impulsar el trabajo colaborativo entre la academia (creadora de conocimiento), la empresa (que genera innovación y desarrollo) y la administración (para la financiación y la asignación de recursos) para conseguir una gestión eficiente del conocimiento y de los recursos nacionales en favor del crecimiento industrial y su capacidad de respuesta ante los retos futuros.
- UN OBSERVATORIO EN BASE A UNA CULTURA Y METODOLOGÍA PROSPECTIVA – un trabajo prospectivo y su aplicación correcta implica conocimiento, dominio y práctica de esta disciplina. La prospectiva permite explorar los posibles cambios futuros, explorar el horizonte, comprender cómo se configuran los escenarios alternativos y el diseño de las estrategias adecuadas para la consecución de los objetivos en el medio-largo plazo. Para ello, es importante aplicar como base y guía este proceso sistemático de gestión del conocimiento, que permite alcanzar resultados anti-intuitivos. Del conocimiento experto del sector y de la aplicación de metodologías.
- UN OBSERVATORIO PRESENTE EN LA AGENDA PÚBLICA – La sociedad necesita comprender y formar parte del conocimiento compartido sobre las oportunidades, las cuestiones clave de cambio y de transformación del sector en beneficio del crecimiento y desarrollo social y económico. Trasladar estos retos, necesidades y oportunidades a la agenda pública asegura acercar el foco de interés, implicación y apoyo de la sociedad en su conjunto y de la decisión política. La industria nacional necesita presentar una comunicación alternativa y un discurso abierto (más allá de sus canales habituales de trabajo, encuentro y divulgación), para un mayor alcance social y cultura prospectiva nacional del sector.
